El placer de los rituales cotidianos

Por Kari Estrada

Quien me conozca aunque sea un poquito sabe que amo el orden, rodearme de cosas lindas y tener mi propia forma de hacer las cosas.

A pesar de esto no siempre tengo mis espacios ordenados, los objetos que me funcionan a veces no son los más estéticos y tampoco exijo que las cosas se hagan como quiero. Lejos de lo que puede hacernos creer Instagram, la vida no es perfecta y es bueno fluir y abrazar el caos.

Dejando eso claro y regresando al inicio: soy muy fan de pequeños rituales que he construido con los años, esas cosas sencillas que me hacen sentir tranquila y que me ayudan a disfrutar mis días.

El primero de ellos es tender la cama. Se trata de una tarea doméstica que casi siempre me toca a mi porque - sorpresa- soy la que se despierta más tarde. También soy yo la que gozo más ver cuál juego de sábanas combina mejor con el cobertor y después elegir los cojines más acorde. Disfruto estirar, ajustar, doblar, acomodar, centrar y terminar con una camita guapa. No siempre puedo hacerlo por la mañana pero nunca es tarde y a la hora que sea se vale, todo por el placer de llegar a una camita bien tendida de noche.

Tender la cama

Un ritual que no me puedo saltar es el del café: todos los días y en varias ocasiones relleno mi tacita con esta delicia que me hace sentir viva. Pero aún antes de darle una probadita al delicioso líquido ya estoy de buenas, pues la experiencia empieza desde que elijo la taza del día de entre la bonita colección que con los años he armado y que sigue creciendo. Una de las más nuevas es la Mega Mug, cuyo bello color durazno y suaves curvas redondeadas van perfecto con la paleta de mi casa y de mi corazón. ¡Además es enorme! Así me preparo dos cafecitos en una sola vuelta.

 

Estación de café con Mega mug

 

Como buena mamá freelance la mañana se me va entre correos, clases virtuales y comidas, pero en la tarde, cuando estoy más libre hay otro ritual que amo y es el de leer libros con mis peques. Tenemos una enorme selección de literatura infantil de la que disponemos y tratamos de mantener fresca. Mis chaparros son quienes eligen los tomos del día y yo los acompaño en la lectura, aunque muchas veces ellos toman el mando porque o ya saben leer (Franco) o ya saben de qué va de tantas veces que los hemos leído (Lucio). Un hábito que amo y espero continúen disfrutando por años.

Cuentos para niños

Ya cerca de la noche, cuando la luz de afuera se va apagando, sucede un último ritual: encender una velita aromática. Me encanta el ambiente acogedor y suntuoso que puede crear una vela, y a mi me encanta elegir una según mi mood del día, asegurándome de cuidarla bien para que me dure más. Cuando veo que alguna velita querida llegó a su fin tampoco es tragedia porque me emociona mucho reusar su contenedor.

Espero que conocer estos pequeños rituales te haya gustado tanto como para mi el compartírtelos. ¡Que vivan las pequeñas cosas que amamos!

3 comentarios

Qué bonito ser publicada aquí. ❤️

Kari

Que bonito todo lo que compartes Kari como te comenté una vez y lo reintero es tan grato y enriquecedor ver imágenes tan bonitas y las tuyas trasmiten mucho. Somos todos parte de esa cotidianidad y esos bellos rituales, me encantó leerte.
Felicidades por tan bello post!

Daisy

Que bonito todo lo que compartes Kari como te comenté una vez y lo reintero es tan grato y enriquecedor ver imágenes tan bonitas y las tuyas trasmiten mucho. Somos todos parte de esa cotidianidad y esos bellos rituales, me encantó leerte.
Felicidades por tan bello post!

Daisy

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